martes, 27 de enero de 2009

Coco

Y sí, la Bruja habló y ahora tengo que contarles:
es cierto hubo un Coco en la Calle de Tierra. Era grandote, de pocas palabras y mirada perdida. Los chicos del barrio, lo iban a buscar a su casa cuando tenían algún entuerto con pibes más grandes; pero nunca llegaban a las manos porque apenas lo veían se iban corriendo. Nadie hablaba mucho con él, pero solía ir a los ensayos de Pisando cucarachas descalzos.
Coco iba al industrial y trabajaba en el almacén de su familia. Su labor principal era ir a cobrar a la gente que ya debía mucho y sobre todo si compraba coca: Porque si tenés para coca, podés pagar las leches y las mantecas que debés, le repetía su papá. Y el iba puerta a puerta, y con sólo un buenos días o buenas tardes, entendían el motivo de su visita.
Cuando su mamá vio que el chico tenía éxito, lo empezó a mandar a buscar tápers prestados:
Los táper viejos que Berta ya no devolvía y los tenía con agua para el perro
los que Homero tenía llenos de aguarrás en su taller
los que Loli usaba de caramelera
Y volvieron todos, y con tapa.
Tan bien le fue que los vecinos se avivaron y lo contrataban cada vez más seguido (sobre todo en las fiestas, aunque cobrara doble tarifa). Como quien no quiere la cosa, se había armado una PyME.

Hace unos años, el padre de la Bruja se apareció en el almacén con un pasaje de micro y encaró a Coco:
-Necesitamos que te vayas a El Bolsón, porque el salame de Nacho dice que se olvidó ahí el táper de la Tere. Es un camping, quizás los dueños lo estén usando para guardar dulce casero, drogas, que sé yo... Este no es un laburo para cualquiera, pibe; y por lo que se dice me parece que sos el único recuperador de tápers del mundo.
Coco lo pensó un rato, con la vista perdida entre los jamones que colgaban del techo.

Al día siguiente, casi toda la Calle de Tierra fue a despedirlo, dicen que tenía semejante mochila, que parecía una tortuga gigante parada en dos patas. Y digo casi toda, porque Tere y Vicky se quedaron en su casa, siguiendo el espectáculo por la ventana con cara de Qué haaambre que tienen estos.

Esa fue la última vez que vieron a Coco, y las historias que circulan sobre su paradero son tan variadas como las del de Bin Laden: que se hizo militar, que se hizo travesti y labura en un boliche en Bahía Blanca, etc.
Algunos dicen que la madre recibe una postal todos los meses, pero ella no comenta nada.

Desde hace años los táper circulan por la Calle de Tierra, pero no vuelven a sus dueños como en la época dorada de Coco, que quien sabe por donde andará.

3 comentarios:

Bruja dijo...

Coco cumple y la bruja dignifica!

a escribir con aerosol en las paredes del baldio de la esquina la C y la V, viva Coco, Coco vuelve!!!!

Ana María Brito dijo...

Y un buen recuperador de tapers, tiene trabajo en cualquier lado, es como un buen plomero o gasista, y encima lo de èl es original.Es un trabajo casi tan seguro como laburar en un banco tipo "el Provincia", aunque sin la obra social ni la Colonia de vacaciones en Còrdoba...

Mojarrita dijo...

El Coco es toda una autoridad!.
¡A este pueblo le hacen falta más Cocos!
Hoy en día, además,¿Quién distingue a simple vista un Táper de un simple Colombraro?...Es todo un profesional; pero nadie es profeta en su tierra: tuvo que exiliarse ( ¡vaya uno a saber la razón!, ¿verdad?)
Ya lo dice el tango..."Si es lo mismo el que labuuuuuuura"...

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